GRISÚ
A técnicos mineros y compañeros en general.
Grisú: Esta palabra resalta por si misma cuando aparece en un texto. Tal es la fuerza que representa.
Grisú: Solo la mención capta, en el acto, la atención de los componentes de una tertulia en un ambiente minero.
GRISÚ
EL LAMENTABLE ACCIDENTE OCURRIDO HACE ALGUN TIEMPO EN UNA MINA de la vecina provincia de León, me empujó a plasmar estas reflexiones que no pretenden agregarse a la llamada de atención que, supongo, se estará haciendo desde las direcciones mineras autonómicas a las empresas del ramo.
En los días posteriores al gravísimo accidente que costó la vida a seis mineros, contemplé sorprendido el aluvión de declaraciones que la abundancia de medios de comunicación facilitan a los que gustan de aprovechar la presencia de un micrófono para emitir sus opiniones, a menudo poco reflexionadas.
No me extrañaron las conclusiones, sobre las causas del accidente, que provenían de la gran familia minera porque se limitan a expresar sus pensamientos de la forma en que les ensañaron sin pretender, ni pensar, que pueden ser origen de conclusiones erróneas por parte de quien les escucha.
Lo que si me sorprendió desagradablemente fueron las declaraciones de gente con teórica formación técnica, que sí tenían vocación de sentar hipótesis. Ente ellas destaco las de un señor, que la televisión subtitulaba como profesor y que apoyó, sin titubeos, la teoría de que se había pinchado una “bolsa de grisú”. Debo decir que, a mí, me hizo pensar si no sería mejor que se dedicara a otra cosa que no tuviera relación con la mina.
Lo mismo me ocurrió cuando leí, en un periódico provincial, un artículo en el que el autor trasladaba la opinión de alguien catalogado como experto, en correspondencia a haber trabajado en una determinada faceta minera. En tal artículo se hablaba de “bolsas de grisú de diferente tamaño y presión”. Lo mismo que otro declarante (¿un técnico de Cartagena?) que las asimilaba a un globo… No se me ocurren calificativos ante tal muestra de ignorancia sobre estado natural y dinámica de gases. Y pensar que se tildan de expertos…
Por todo ello me he decidido a recordar a compañeros y técnicos mineros en general, algunas de las premisas básicas a tener en cuenta en el análisis de un incidente con grisú. También sugiero reflexionar, a los no formados técnicamente, sobre la realidad de que el desarrollo de un determinado trabajo no proporciona conocimientos científicos.
GRISÚ
Es uno de los gases que aparece en las explotaciones mineras. Así ocurre en la mayoría de las minas carbón, y a ellas me refiero en este artículo.
Ocupa los poros e intersticios de la capa de carbón y también de la roca encajante cuando esta es porosa. Por lo tanto su presentación es ajena a las “bolsas” o cualquier cosa parecida.
El contenido gaseoso de una capa no suele sufrir variaciones de consideración a lo largo de la corrida de esta. Si hay alteraciones significativas suelen deberse a causas ajenas a la morfología de la capa, como puede ser la presencia de fallas, o a los efectos de la explotación supra o subyacente.
Normalmente, la variación del comportamiento gaseoso de una capa en explotación tiene más que ver con el régimen de desprendimiento del gas que con la concentración de este en dicha capa.
Por muy alta que sea la velocidad de desorción del grisú en una labor, nunca llegará a niveles en que pueda impedir que los mineros, si están advertidos, se pongan a salvo si no hay un fenómeno físico por medio. Aclaro, por mucho que suba el contenido de grisú en una labor, el minero que esté alertado, puede ponerse a salvo siempre que no haya explosión o derrumbamientos.
Reitero: por muy fuerte que sea el soplado de grisú en un frente de capa, no va a ser suficiente para rebajar los niveles de oxígeno tan rápido como para que un minero, alertado, no pueda reaccionar y protegerse o salir, si la vía de escape es accesible.
En cualquier caso, hay que tener claro que un incidente en el que el personal, prevenido, no tiene impedimentos físicos para escapar y además va equipado con un dispositivo de respiración autónoma, es muy improbable que pueda derivar en una catástrofe.
Una catástrofe no puede justificarse por la aparición de una “bolsa” de nada. La causa ha de ser siempre una combinación de acontecimientos.
Reflexión sobre esta catástrofe:
Por muy monitorizadas que estén las labores, sigue siendo imprescindible el control “in situ” de la calidad de los trabajos.
A posteriori:
He visto publicado en prensa el informe de la Autoridad Minera y no me parece aclaratorio; quizá porque esté interpretado por el periodista. Según está expresado hay una serie de conceptos que me cuesta discernir (postaller, zona virgen) por contrapuestos; el que más me despista es “sospechoso de desprendimientos instantáneos”, ¿En qué quedamos? ¿Fue por el movimiento del mineral o no?
Estoy seguro de que en el documento original todo estará claro y pienso que lo que aparece en prensa tenga la intención de no aportar materia de discusión a los, ya aludidos, aficionados a las declaraciones fáciles.
Reitero que esta reflexión va dirigida a los técnicos mineros y no tiene vocación de representar nada mas que una opinión personal que se expondrá en un determinado foro especializado y que no pretende arrogarse como dogma de fe.
aquilino