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El recambio verde del carbón se atasca

La mayor parte de los proyectos de energías renovables impulsados en los valles mineros, con cien millones de inversión y 200 empleos previstos, no ha llegado a cuajar

A principios de este siglo las Cuencas enfocaron su atención en el, por entonces, efervescente sector de las energías renovables buscando un nuevo nicho de actividad productiva que pudiera convertirse en una alternativa a la agonizante extracción de carbón. Con la energía hidráulica ya amortizada y sin posibilidades físicas de construir nuevos pantanos, se planteó la posibilidad de abordar proyectos ligados al mercado solar, aunque pronto llegaron los nubarrones. Pero se abrían grandes claros en otros dos frentes: el eólico y la biomasa. El nuevo mapa energético replanteado por la crisis, con subvenciones eliminadas, la deficiente logística, la lentitud administrativa y la falta de respaldo técnico han llevado a que los ambiciosos proyectos que alumbró el nuevo siglo suenen ya a viejos y desechados. En su momento se valoraron inversiones que hubieran superado ampliamente los cien millones y se estimaba crear un bolsa de empleo con más de doscientos trabajadores. Al final, las energías verdes parecen tener un negro futuro en las Cuencas.

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, intentó la pasada semana sofocar el terremoto que provocó que el grupo parlamentario socialista apoyase en el Congreso de los Diputados la moción de Unidos Podemos que recoge una propuesta que supondría en la práctica el cierre de todas las centrales térmicas que queman carbón en 2020. Sánchez señaló que el partido sigue defendiendo el carbón, al tiempo que anunció que está estudiando presentar una propuesta por la que parte de los ingresos que generará al Estado la subasta de energías renovables se destinaría a las cuencas mineras. A estas alturas esta incitativa, recibida con gran tibieza, parece la única vía factible para que el territorio saque rendimiento a las llamadas energías verdes, ya que sobre la mesa no está ahora ubicar nuevas fuentes renovables en las Cuencas. Un informe técnico encargado por Hunosa para analizar la viabilidad de instalar un parque eólico en Polio para autoconsumo de la empresa ha desaconsejado la inversión al considerarlo poco rentable. Las mediciones realizadas durante un año apuntan que se trata de un emplazamiento de "vientos bajos", puesto que la velocidad media para todo el período anual comprendido entre julio de 2016 y junio 2017 presenta un valor de 3,9 metros. De todas formas, lo cierto es que los ambiciosos proyectos ligados a la energía eólica que se valoraron la pasada década hacía tiempo que se habían quedado sin viento en las velas. Y es que la propia Hunosa, durante la etapa de Juan Ramón García Secades como presidente, llegó a un acuerdo con la compañía eléctrica Endesa para promover la instalación de parques eólicos en los cordales de las Cuencas. Longalendo, entre los concejos de Aller y Mieres, fue la ubicación elegida para poner en marcha el plan. Incluso se eligió un nombre para la sociedad que debía impulsar la iniciativa: Eólica de la Cuenca Central Asturiana S. A. La actuación pasaba por la obtención de 150 megavatios en los parques eólicos que se instalarían. El proyecto, finalmente, no llegó a fructificar.

Tampoco ha fructificado la actuación que Hunosa planteada dentro del campo de la biomasa. La empresa, que todavía no ha desistido de sus planes a largo plazo, tiene muy complicado ejecutar su proyecto de la central del biomasa de Reicastro tras el complicado escenario que se conformó el año pasado a raíz del inesperado resultado de la subasta estatal de las licencias para la explotación de energía eólica y biomasa. Hunosa espera que en futuras convocatorias se establezca alguna fórmula que corrija las desventajas competitivas que presentan los proyectos de menor tamaño, como el suyo. De momento, toca esperar.

 

El sector de la energía solar (en este caso la fabricación de componentes para el aprovechamiento de esta fuente) también se postuló como foco de negocio en las Cuencas. La firma Bioenergy Renovables del Principado, que iba a estar participada por Hunosa, tenía previsto invertir 4,7 millones de euros en una factoría de paneles fotovoltaicos en el polígono de El Cadavíu. Al tiempo, fracasaron otros proyectos. La planta de biodiésel de Sotrondio tuvo que cerrar con ocho años de vida. A nivel hidráulico se intentó apurar la explotación de los embalses ya existentes. La minicentral hidráulica que Ceprastur pretendía construir a los pies de la presa de Rioseco con una potencia de 3,5 megavatios es otro de los proyectos que se ha disipado. La compañía Hidrocarburos del Cantábrico, por su parte, no llegó a un acuerdo con Hunosa para aprovechar el gas grisú del pozo Mosquitera.

Fuente: lne

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